GUÍA PARA ELEGIR: LINTERNA FRONTAL PARA MONTAÑA

Los frontales, indispensables en la montaña

La iluminación en montaña, independientemente de la actividad que se realice, pasa obligatoriamente por las linternas frontales.

 

¿Por qué? Hay dos motivos fundamentales:

 

  • Liberamos las manos. Da lo mismo que estemos haciendo en una vía alpina, haciendo montañismo, escalando, corriendo, paseando, en una carrera de orientación, con una bicicleta, cocinando en el campamento o leyendo en el saco; con una mano ocupada, vamos a tener problemas.
  • El haz de luz sigue nuestra mirada. Allá adonde miremos, estará iluminado.

 

Puesto que las linternas frontales sirven para múltiples actividades en la montaña, vamos a encontrarnos de diferentes tipos. Su principal diferencia -aunque hay más- reside en la potencia de luz que emiten y cómo ésta incide en cada superficie iluminada según el ángulo del haz de luz. La primera se mide en lúmenes, la segunda en lux.

Potencia y haz de luz

  • Potencia: es la cantidad total de luz emitida por la linterna frontal. Se expresa en lúmenes (lm). A mayor número de lúmenes, mayor potencia.
  • Iluminancia o nivel de iluminación: es el flujo luminoso que incide sobre una superficie. Su unidad de medida es el lux (lx)

 

¿Por qué es importante conocer estas medidas, y qué significan?

Sobre la potencia hay poco que decir: cuanto más potente, más luz y más lejos llegará.

La iluminancia lo que nos indica es la luz real que llega a cada objeto iluminado. No depende solo de la potencia, sino también del ángulo:

 

  • Con un ángulo del haz de luz muy cerrado, y a misma distancia, más lux recibirá el objeto. También más lejos alcanzará esa luz.
  • Con un ángulo muy abierto, cada objeto iluminado recibirá menos lux, con lo que se verá menos iluminado, y menor será el alcance del haz.

A mayor ángulo de haz de luz, menor alcance. Foto: Petzl

El alcance máximo indicado por el fabricante se refiere al punto que recibe 0,25 lux de luz; con menos de esa cantidad, no se tiene en cuenta.

 

Factores lumínicos a la hora de elegir nuestra linterna frontal

Hemos nombrado dos. Pero hay un tercero: la autonomía.

 

 

  • 1. Potencia
  • 2. Alcance
  • 3. Autonomía

 

1. Potencia

Prácticamente todos los modelos de frontal tienen regulación de intensidad, y la potencia y alcance indicada por el fabricante se refiere a la máxima.

 

Si corremos necesitaremos más alcance y potencia que si andamos o nos movemos lentamente en una ruta alpina. Si ascendemos menos que si descendemos.

Hay modelos que regulan la intensidad automáticamente durante el uso. Como el sistema Reactive Lighting de Petzl. De forma instantánea, por la luz reflejada, cambian la potencia y el haz adaptándose a cada situación. Es una respuesta, como decimos, instantánea; si estamos enfocando un mapa, tendrá la intensidad precisa, y si de repente levantamos la cabeza y enfocamos a la montaña, la iluminará porque habrá cambiado la potencia del mínimo al máximo. Y así con cualquier distancia.

 

 

Es difícil marcar un límite mínimo de lúmenes preciso para cada actividad, entre otras cosas porque, como veremos en el siguiente apartado, la distancia que alcanza la luz de una linterna frontal depende tanto o más del ángulo del haz (que depende del reflector, principalmente) que de la potencia. Por eso, podremos encontrarnos con diferentes tipos de frontales que a misma potencia alcancen mayor o menor distancia. Pero aproximadamente podríamos considerar:

 

 

  • Para iluminación cercana (campamento, etc) nos valdrá una potencia bastante baja
  • Andando, en montañismo, etc, los requerimientos son menores, al igual que para quienes vayan a emplear el frontal principalmente para iluminación en campamento o refugio, etc.
  • Si escalamos en roca debemos tener cuidado: una potencia excesiva del frontal puede deslumbrarnos por reflejo en la pared.
  • Si entramos en actividades rápidas, como el trail, se recomienda un mínimo de más de 80 lúmenes…si es para poco rato y por buen terreno. Si tenemos que estar más tiempo, a partir de 120-130 lúmenes sería lo recomendable, incluso 200 lúmenes si vamos muy rápidos en, por ejemplo, una competición por terreno muy malo.
  • Cuanto más rápido sea el movimiento, mayor número de lúmenes necesitaremos, y con una bicicleta, 400 lúmenes nos permitirán ir más cómodos.

Línea de frontales ascendiendo la Cascada del Khumbu, Everest. Foto: Javier Camacho

Encontraremos iluminaciones para actividades especiales, como espeleo, de hasta 1.100 lúmenes. La verdad es que, a partir de determinados lúmenes, quizás 400, la potencia es brutal, se hace de día, pero también el gasto energético. Estas potencias son de uso muy puntual: unos pocos segundos que nos permiten ver como si hubiéramos encendido las luces de una estancia, por ejemplo, una gran cavidad, para poder examinarla, o un tramo de camino, o la parte superior de una escalada, etc.

 

 

Puesto que la potencia puede regularse, podría pensarse que lo mejor es tener un frontal lo más potente posible y emplear la potencia necesaria en cada momento. No es tan sencillo; debemos tener en cuenta que un frontal más potente será más pesado, algo más incómodo, su autonomía disminuirá.

Por eso, si no es necesario por nuestra actividad, no se recomienda elegir con esa lógica. Los frontales clásicos actuales pesan muy poco, no ocupan nada en la mochila, son muy cómodos en la cabeza, tienen alcances de entre 60 y 90 metros con una potencia de entre 250 y 400 lúmenes, y su relación potencia/autonomía es excelente. Y además, son muy sencillos de usar.

 

Pero eso sí: la iluminación es seguridad. Si durante nuestra actividad necesitamos más luz, debemos elegir otro frontal de mayores prestaciones antes que comprometerla.

Iluminación lejana, mucha potencia, haz de luz estrecho. Foto: Javier Camacho Gimeno

Alcance. Haz de luz

Como hemos dicho, el alcance depende de la potencia (intensidad) y, sobre todo, de la amplitud del haz luminoso. Por eso, lo ideal es que este sea modificable, según necesitemos una iluminación más cercana y amplia, o una más lejana con menos ángulo. Por ejemplo, un haz de luz focalizado y lejano no será útil para campamento, consultar un mapa, andar. Pero un haz ancho no será adecuado para ver muy lejos en la montaña, o sondear un lugar preciso remoto.

 

Microlight Campaign AW20. P1014788.jpg
Photographer Julien Mazard

 

Iluminación cercana: poca potencia, haz de luz ancho. Foto: Rab Equipment

¿Cómo solucionan las marcas esta necesidad? Normalmente, colocando varios LED’s en el frontal. Si son dos, el menos potente tendrá un haz luminoso bastante ancho, y el de mayor potencia, un ángulo estrecho que alcanzará más lejos. Si son 3, uno tendrá un haz ancho, otro lo que suelen denominar combinado, y otro que suelen llamar algo parecido a cerrado o enfocado.

 

También puede encontrarse algún sistema de LED único con zoom, por el que podemos modificar la anchura y profundidad del haz gracias a un reflector-cristal movible y otros, como el Petzl Iko, que tienen 7 LED’s diferentes.

 

Sin embargo, los frontales más sencillos quizás solo lleven un LED, sin posibilidad de modificar el haz. Normalmente será un haz ancho ¿Verdaderamente necesitamos frontales con varios LED’s?

 

La respuesta depende de cada quien y la actividad que vayamos a realizar, pero tenemos que repetir lo que hemos dicho en el anterior apartado: las linternas frontales clásicas actuales, que suelen tener un haz ancho, pueden llegar hasta los 60-80m de iluminación, son prácticas, sencillas, resistentes, y para desplazamientos tranquilos serán suficientes, además de por supuesto, para uso en campamento, refugio, etc. Si vamos a competir en carreras nocturnas de orientación en bicicleta, trail, esquí de montaña, alpinismo técnico, montañismo en el que la orientación sea fundamental y necesitemos visión lejana en ocasiones para situarnos, etc, quizás necesitemos otra cosa.

 

3. Autonomía

La autonomía mantiene un equilibrio con la potencia: a mayor potencia, menor duración de baterías; a menor potencia, mayor duración de baterías.

 

Por eso es necesario ajustar siempre la intensidad adecuada a cada situación. De esa manera conseguiremos que dure mucho más la batería.

Encontraremos frontales con luz que disminuye y con luz constante:

 

  • Luz estándar, o que disminuye: Según la batería se va gastando, la potencia lumínica disminuye
  • Luz constante: La potencia se mantiene durante la vida útil de la batería

 

A la hora de elegir, tenemos que tener en cuenta que, a la manera de los móviles, algunos frontales tienen sistemas de ahorro que podemos elegir. Con ellos aumentaremos la vida de la batería si la conectamos cuando vemos que no va a ser suficiente para terminar la actividad, etc.

Una marca como Petzl entiende que la autonomía se refiere a la duración en la cual un frontal tiene una iluminación que permite actividad, desde el encendido hasta que tiene el 10 por ciento de la potencia máxima. A partir de ahí, se llega a la iluminación de reserva; permite andar, pero no realizar otras actividades.

Es decir: debemos saber que la autonomía anunciada como máxima no es a máxima potencia. La diferencia entre usar tu frontal a 100 lúmenes o a 300 lúmenes nos puede hacer pasar de 9 horas de duración a apenas 2.

¿Baterías recargables o pilas?

Las hay con baterías que pueden cargarse con USB y las que funcionan con pilas AA, o AAA.

 

La ventajas y desventajas son evidentes: cambiar las pilas cuesta dinero, y además produce más residuos, pero llevando de repuesto nunca nos quedaremos sin luz. Mientras, cargar por USB es muy cómodo, más barato, y no produce residuos constantes. Y si llevamos de repuesto, podremos cambiar la batería si se agota.

Muchas linternas frontales permiten emplear tanto batería interna como pilas, por si nos quedamos sin batería y no podemos recargar. En la mayoría de los casos se requiere de un adaptador, pero en otros no es necesario.

Sistema Hybrid Concept de Petzl: cambio de batería a pilas sin adaptador

Cabe destacar que, de nuevo según Petzl, usando pilas, la autonomía aumenta: “Batería Core para utilización de frecuente a intensiva -solución económica- y pilas AAA/LR03 para utilización puntual, con una autonomía muy larga”.

 

 

¿Compactas o de cajetín de baterías externo?

Desde la aparición de los LED’s muchos frontales suelen ser compactos: la luz y la batería están juntas.

Esto los hace muy cómodos, porque de esa forma la cinta está “limpia” en el resto de la cabeza.

Con mayor potencia, al requerir mayores baterías y LED’s, suelen llevar delante el LED y su cajetín, y en la parte de atrás de la cinta el cajetín de batería.

En los frontales más potentes suele poder extraerse el cajetín de las baterías para guardarlo en algún bolsillo interior con un cable remoto. Hay que recordar que el frío penaliza mucho la actividad de la batería, y llevándolas junto a nuestro cuerpo optimizamos el rendimiento. Esto es fundamental en invernales, expediciones, etc.

 

Estanqueidad

Puesto que van a utilizarse al aire libre, o en ambientes húmedos, y llevan componentes eléctricos, es necesario que las linternas frontales tengan algún grado de impermeabilidad.

 

Esta se mide según la norma CEI 60529 de la Comisión Electrotécnica Internacional. Esta consta de una escala para resistencia al polvo y otro de impermeabilidad. Ambas se unen en un solo código.

Este código viene indicado en las instrucciones técnicas de nuestra linterna frontal. Será del tipo IP seguido de dos dígitos: el primero indicará la resistencia al polvo, el segundo la impermeabilidad. Así, podremos encontrar IP35, o IP44.

A veces encontraremos indicada la protección contra el polvo, en otras no. En ese caso veremos algo parecido a IPX5, o IPX6, en donde la X indica que no tiene categoría al no haberse requerido las pruebas de resistencia al polvo, solo las de estanqueidad. Las primeras empiezan a tener importancia en entornos como la espeleología.

La escala de impermeabilidad es:

 

  • IP x0: Ninguna protección
  • IP x1: Dispositivos protegidos contra la caída vertical de gotas de aguav
  • IP x2: Dispositivos protegidos contra la caída de gotas de agua con inclinación máxima de 15 grados
  • IP x3: Dispositivos protegidos contra agua nebulizada en un ángulo de hasta 60 grados, con promedio de 11 litros por minuto
  • IP x4: Dispositivos protegido contra chorros de agua desde cualquier ángulo, con promedio de 10 litros por minuto
  • IP x5: Dispositivos protegidos contra chorros de agua desde cualquier ángulo, con promedio de 12.5 litros por minuto
  • IP x6: Dispositivos protegidos contra chorros de agua potentes, a razón de 100 litros por minuto desde cualquier ángulo
  • IP x7: Dispositivos protegidos contra los efectos de la inmersión temporal
  • IP x8: Dispositivos protegidos contra los efectos de la sumersiónv
  • IP 9K: Dispositivos protegidos contra potentes chorros de agua a alta temperatura, a razón de entre 14 y 16 litros de agua a 80° C por minuto

 

A partir de IPX7 pueden sumergirse por algún tiempo (habitualmente, estanca hasta estanca hasta -1 metro durante 30 minutos en agua dulce). IPX5 o IPX6 es una protección suficiente para alpinismo y uso duro, y el mínimo debe estar en IPX4.

Color de la luz

 

Los LED’s pueden dar luz bastante fría. Así que la temperatura de color de la luz variará de un frontal a otro: a veces luz más fría, a veces más cálida.

La luz fría tiene una cosa: al ver con ella, nos parece que vemos mejor. Pero es una impresión: al tender al azul, nos lo parece, aunque se vea lo mismo. La luz más cálida nos da impresión de apreciar menos, pero es más natural, y es más recomendable, sobre todo para un uso de larga duración en la noche.

Hoy en día la mayoría de frontales tienen una luz neutra bastante agradable, y es algo que no debería de preocuparnos mucho.

Hay algunos modelos en los que podemos cambiar el color de la luz: blanca (normal), roja, verde y azul. Algunos solo roja (RED lighting), otros todas (marcados como RGB lighting).

El motivo del RGB es que, en algunas ocasiones, permiten ver mejor el contraste del objeto iluminado, como por ejemplo, leyendo un mapa. Según el objeto, una u otra luz irá mejor.

 

La luz roja tiene una función muy precisa: evitar molestar. Por ejemplo, si dormimos en un refugio y tenemos que levantarnos a media noche de la litera, con la luz roja podremos ir al baño sin despertar y molestar a toda la habitación. Lo mismo si queremos leer en la litera o tienda de campaña. Luego veremos otro uso importante.

Luz roja trasera. Luces de emergencia

Hay algunas linternas frontales que tienen alguna luz roja trasera. Suelen emplearse para carreras por montaña. De hecho, en algunas pruebas es material obligatorio que tenga esta prestación.

 

La gran mayoría de frontales llevan un sistema de luz intermitente y SOS. En el primer caso sirve para llamar la atención; en el segundo, la luz manda el mensaje SOS.

Riesgos del uso de linternas frontales

Existen. Y básicamente tienen que ver con una de las dos grandes ventajas de este tipo de linternas: al seguir la luz nuestra mirada, si miramos a alguien, le vamos a deslumbrar. Y cuidado, porque según la potencia y cercanía podemos crear daños oculares.

 

Por eso los fabricantes de linternas frontales están obligados a indicar el nivel de riesgo de cada una de ellas según la norma IEC 62471:2009, que clasifica cualquier tipo de luminaria en estos 4 grupos:

 

  • Grupo 0. Exento de riesgos
  • Grupo 1. Bajo riesgo
  • Grupo 2. Riesgo moderado
  • Grupo 3. Alto riesgo

 

Es muy conveniente que consultemos siempre el grupo en el que está incluida la nuestra. Vendrá indicado en las instrucciones técnicas que vienen con cada una. La mayoría están en el grupo 1, pero las más potentes llegan al grupo 2.

Sea como sea, debemos tener cuidado. En distancias medias y largas no hay problema, pero en distancias cortas tenemos que aprender a no mirar directamente a la persona con la que hablamos.

Y aquí viene una de las grandes ventajas de la luz roja: si los miembros del grupo la usan, se evitan los deslumbramientos.