El elemento imprescindible que siempre falta: El Kit de Emergencia. Háztelo tú mismo!

Esta es una de esas cosas que siempre se piensan al terminar de hacer la mochila.
Cuando, en realidad, debería ser uno de los principales elementos imprescindibles y primeros a la hora de pensar en el material que tenemos que llevar en nuestras salidas a la montaña.
Y repito que imprescindibles!
Así que ahí vá como hacerse un kit de emergencia por uno mismo y barato! Personalízalo como quieras!!

 

 

 

Kit de emergencia: ¡háztelo tú mismo!

Te enseñamos a hacer tu propio kit de emergencia por muy poco dinero ¡y personalizado!

Estamos acostumbrados a comprar ya hecho lo que necesitamos, pero te enseñamos a hacer tu propio kit de emergencia por muy poco dinero ¡y personalizado! ¿Lo preparamos ya y lo metemos en la mochila?

Hay una especie de lastre histórico que tenemos en las actividades de montaña en nuestro país y que no se registra en los países anglosajones: creemos que llevar un kit o grupo de accesorios válidos para cualquier emergencia es más de “rambos” que de verdaderos amantes de la naturaleza. Cualquier sorpresa, previsible o no, nos puede recordar con más o menos dramatismo que siempre faltan elementos importantes en nuestra mochila, y la forma de salir airoso es acostumbrarnos a llevar siempre nuestro propio kit de emergencia.

Peso y volumen

Si queremos que siempre vaya con nosotros su peso debe ser razonable. Cien gramos como límite máximo es lo suficientemente ligero para que nos pueda acompañar de continuo en todo tipo de actividades, sin tentarnos a dejarlo a veces en casa; en ese peso se pueden incluir entre 5 y 35 accesorios importantes para las más variadas situaciones. El envase no debe superar el tamaño de un puño o manzana y a ser posible incluso la mitad, con unas medidas máximas de 10x5x 5 centímetros y con una geometría que facilite su adaptación, entrada y salida hasta en las mochilas más pequeñas o llenas (por ejemplo volúmenes cilíndricos o semiplanos sin aristas).

Los envases de plástico son los más ligeros y pueden ser desde impermeables (si tienen un cierre de presión o rosca) hasta estancos (cierre de rosca con junta tórica o anillo de goma bajo la tapa). Podemos desde reciclar envases de medicamentos y de jabones de viaje hasta los de los parches antiampollas, en función del contenido que deseemos incluir. Resulta fácil comprobar la resistencia real a la penetración del agua en casa sumergiéndolo y agitándolo en la pila del lavabo. En muchas tiendas físicas y on line de montaña o multiaventura venden envases estancos para cerillas antitormenta que bien pueden servir de mini contenedor resistente a golpes, lluvia y nieve. Los pesos en vacío de la mayoría de los envases oscilan entre los 10 y los 20 gramos, por lo que aún nos quedan 80 o 90 gramos extras para transportar y proteger lo que necesitamos.

Contenido adaptable

La diferencia entre un kit de supervivencia y uno de emergencia es que habitualmente el primero lo compramos ya hecho y con una parte de productos que quizá no utilicemos jamás (por ejemplo un espejo de señales o una sierra de alambre) y que el nuestro de emergencia lo rellenaremos con lo que nuestra experiencia nos dicta como más razonable. Lo más habitual es encontrarse en la naturaleza ante problemas variados: pequeñas heridas o malestares no graves, roturas de material, necesidad de pedir ayuda sin gritar de continuo, extraer una astilla de la piel, falta de luz…

El ejemplo de la foto

De izquierda a derecha y de arriba hacia abajo se ha completado un kit de emergencia que pesa sólo 55 gramos: 1) Silbato minimalista. 2) Mini linterna potente (360 lúmenes) y de alcance eficaz (más de 50 metros). 3) Cerillas antitormenta (arden incluso con lluvia o viento) que deben acompañarse de su tira de raspar. 4) Imperdible para pequeñas reparaciones. 5) Aguja para extracción de pequeñas astillas que no sobresalen de la piel. 6) Envase impermeable de plástico reciclado de una frontal. 7) Jabón sólido en manos (importante el lavado de manos frente al COVID). 8) Medicinas (la selección debe consultarse a nuestro médico), en este caso: anti histamínico, ibuprofeno, antidiarreico y pastillas potabilizadoras de agua. 9) Povidona yodada (Betadine) en monodosis. 10) Dinero extra de emergencia.

Un kit de emergencia de 55 gramos. Foto: Tino Nuñez

No faltará quien con buen juicio sustituirá algún elemento que le parezca prescindible por unas bridas de plástico, esparadrapo o una micro brújula.

Conviene…

… meter en cada mochila que tengamos en casa un kit, para asegurarnos de que nunca salimos sin él. De esta manera llevaremos siempre un envase que incluya un abanico amplio de pequeñas soluciones (así no olvidamos un anti inflamatorio o una linterna de emergencia), que si no se reagrupan o protegen en formato kit estarán dando vueltas en la seta de la mochila dañándose –como los blíster de las medicinas- o estropeándose (cerillas o silbato). ¿Es imprescindible tener siempre un kit de emergencia en cada mochila o sea preparar varios en vez de uno solo? no ¿es muy aconsejable? sí. Y revisemos de vez en cuando su contenido, porque es posible que no hayamos repuesto algún elemento importante utilizado tiempo atrás y nos falte en el momento más inoportuno.

 

 

DESDE REVISTAOXIGENO