Practicar actividad física en la naturaleza es sinónimo de salud, de respirar aire puro, de mejorar la condición física, pero implica de igual modo estar bien equipado para solventar posibles imprevistos en las condiciones meteorológicas. Hoy te cuento cómo vestirse para la montaña en verano y qué debes incluir en tu mochila para disfrutar al máximo de la experiencia.
El textil que usamos en verano no siempre nos da el resultado deseado. Para tener claro cuáles son los productos imprescindibles que mejor funcionan te ofrecemos nuestra guía rápida y sencilla. Con la irrupción del verano, que este año ha comenzado en España con algunos récords de temperaturas abrasadoras (hasta 44ºC a la sombra en zonas de baja montaña), parece que no somos pocos quienes dudamos de la idoneidad de nuestra vestimenta. ¿Cómo podemos solucionarlo?
Dos planteamientos diferentes
No existe un único planteamiento recomendable para todos. Una forma de “arrancar” es ver cuál de estos dos puntos de partida nos convence más:
1. Reutilizar y seleccionar lo que ya tengamos, intentando no comprar nada nuevo. Es lógico que tratemos de apañarnos sólo con lo que utilizamos en las otras estaciones, siempre que no esté en mal estado o resulte demasiado pesado o excesivamente abrigado para las altas temperaturas del verano. Si tu actividad no incluye varios días de actividad seguidos con sus correspondientes pernoctas, tienes en casa varias opciones de un mismo producto (por ejemplo un forro polar fino y uno grueso) o puedes pedir prestado algo que te falte, para este verano en principio menos ambicioso en los destinos que los anteriores (debido a la pandemia), puedes ahorrarte un dinero… ¡que podrás gastar en salir más a la naturaleza!
2. Hacer una revisión crítica de lo que ya tenemos y adquirir lo que nos falte. Por ejemplo, sabes de sobra que tu vieja chaqueta impermeable pesa demasiado y que no aguanta bien una tormenta… Comprar un chaqueta ligera de 300 gramos, de secado rápido y que abulte poco no parece un capricho inasumible, sobre todo teniendo en cuenta que a partir de los 90-95 euros se encuentran prendas que funcionan muy bien y superan los 15.000 milímetros de columna de agua. Si tampoco tienes un pantalón suficientemente fresco para caminar a gusto a +30ºC, uno ligero, bielástico y de unos 350 gramos te irá perfectamente incluso en buena parte de los meses de primavera y otoño.
Algunos básicos… ¡olvidados!
Entre los productos básicos para el verano que poco a poco hemos ido olvidando están:
- Los pantalones convertibles, sí, aquellos que mediante una cremallera podemos desmontar las perneras para tener in situ unos pantalones cortos. Son una delicia para actividades con clima cambiante –si por ejemplo visitamos varios destinos a diferente altitud- y su mala fama se debe más a modelos de baja calidad (con cremalleras molestas o tejidos “rasposos”) que a que la idea no sea práctica ¡que lo es!
- Calcetines realmente frescos. Solemos “tirar palante” con los de rizo grueso en poliéster térmico y eso en temperaturas cercanas o superiores a los +30ºC representa un error. Busca modelos más ventilados en arco plantar y empeine, suficientemente acolchado en puntera y talón y sobre todo confeccionado con fibras más frescas, tipo poliéster multiacanalado (Coolmax o similar). Desde 14-15 euros hay calcetines excelentes que cuidarán tus pies, te durarán mucho más que cualquier par de bajo coste… ¡y que no olerán tan mal!
- Camiseta técnica primera capa, de manga larga, lo más fina posible y en un color claro, ¡olvida el negro del moda que será un horno cuando camines bajo el sol de julio o agosto! Si está confeccionada en un tejido suave y de buena calidad, cuenta con gastarte entre 35 y 45 euros.
- Chaleco de forro polar o de pluma. Seguramente es la forma más ligera de llevar abrigo extra (para no pasar frío cuando atardece en alta montaña o dormir con él dentro de un saco demasiado fino) y tener al mismo tiempo una prenda realmente utilizable durante todo el año. Curiosamente el chaleco no gusta a todo el mundo, muy posiblemente por su estética especial o porque simplemente no está de moda… De 40 a 150 euros según modelos y prestaciones.
Y no lo olvides…
Es más fácil acertar con el producto y la talla si tenemos la oportunidad de probarnos la prenda en una tienda física o si nos asesora una tienda on line que conozca de verdad lo que vende. Buscar desesperadamente en internet sólo el precio más bajo y no el mejor servicio puede traernos más quebraderos de cabeza de lo esperado.